viernes, 24 de mayo de 2013

¿OBESIDAD EMOCIONAL? ¿QUÉ ES?

Hola, tod@s hemos escuchado historias de personas que hacen todas las dietas posibles y no bajan nada. Esa prima de una amiga que ha intentado también todos los tratamientos que hay a su alcance porque quiere quitarse esos kilitos de más y solo logra gastar dinero sin resultado. ¿Les suena? ¿A qué se deberá?
Bueno, pues una de las causas puede ser la llamada “obesidad emocional” que, según todos los expertos que he estudiado en estas últimas semanas para tener mayores elementos para mis Grupos Terapéuticos de Hambre Emocional, que recientemente he abierto en el Centro VL, es una de las principales barreras para lograr bajar de peso. 
La obesidad emocional, como su nombre lo dice, tiene su origen en nuestras propias emociones, sobre todo las malas, esas que nos llevan a deprimirnos, a tener una autoestima baja y que nos llevan a comer o a posponer el vivir en el cuerpo que deseamos tener.
Estamos a dieta o cuidando nuestra alimentación y ¡zaz!, pasa algo que nos hace sentir mal y lo primero que pensamos en ir por un pastelito de chocolate, lo merecemos, ¡necesitamos un apapacho! 
Y nos consolamos con una galletita (mis preferidos son los bisquets), una cajita de cholates, medio bote de helado, o ya de perdida unas palomitas con caramelo, ¿¿¿verdad Vivi???
Este “consuelo” puede aplicar para cuando algo no salió bien en la escuela o en el trabajo, o cuando te subes a la báscula y te das cuenta que no estás bajando el peso deseado, o cuando te dejó tu pareja, también si ese día en especial te sentiste torpe o simplemente no te gustaste al verte al espejo. Cualquier cosa que haga aflorar malas emociones o sentimientos es válida para correr por un “shoot” de carbohidratos que te haga sentir mejor o -al menos- menos mal, lo malo es que el “levantón” es momentáneo y seguro vas a necesitar más y más para estar un poco mejor.
¿Qué hacer para no caer en esta trampa? Bueno, lo primero será que identifiques estos momentos en tu vida y trates de evitarlos. TRABAJA EN LA CAUSA... NO EN LA CONSECUENCIA.
Intenta diferenciar cuando es hambre física y cuando es hambre emocional, ELIGE CONTACTARTE con tu cuerpo y con tus emociones a la hora de sentir un simple antojo o bien sea que de verdad tengas hambre, son cosas muy distintas.
Regularmente los antojos están más relacionados con malas emociones y lo sabrás porque al tiempo que tienes las ganas enormes de un pastel, también estás MAL EMOCIONALMENTE.
Si por más que tratas no puedes con esto, lo mejor será que acudas con un psicólogo o terapeuta que te ayude a ir sanando tu interior. De nada va a servir que acudas con un nutriólogo y hagas todas las dietas del mundo si tu alma tiene por ahí alguna herida, algo que te hace acudir a la comida para intentar sanar. LO MEJOR SERÍA HACER QUE AMBOS TRABAJARAN EN CONJUNTO. COMO LO HAGO YO COMO PSICÓLOGA CON MI HIJA GABBIE, QUE ES NUTRIÓLOGA.
Te espero en uno de mis grupos... la primera sesión es Gratis.
http://www.vivirlibre.org/minutriologa/hambre_emocional.html

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