miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Tienes hambre o NECESITAS comer?

Las emociones y los estímulos externos son origen del hambre emocional. 
Pero, ¿Cómo distinguir el hambre real del hambre emocional?
¿Cuántas veces comemos en respuesta a nuestra vida emocional? 
¿Te das cuenta de que cuándo comes sin sentir hambre real?
Desafortunadamente las personas estamos acostumbrándonos a comer como respuesta a estímulos externos (tentaciones visuales, propagandas, olores, probar las últimas galletitas de esa tienda famosa, o simplemente porque nos dicen que es la hora de comer), en lugar de responder al propio registro interno del hambre real. Demostrado. La actual epidemia de obesidad lo prueba. Nunca antes en la historia de la humanidad ha ocurrido esto.
El estómago es el único órgano de nuestro cuerpo especializado en indicarnos cuándo estamos necesitando combustible (glucosa y proteínas), ya que es el único órgano a través del cual se nos trasmite la sensación de hambre real.
Pero debemos aprender a identificar el hambre real. Algunas personas sienten un vacío. A otras les duele la cabeza. En este último caso, el dolor de cabeza aparece cuando hace tiempo que sentimos hambre.
En otras palabras, cuando sentimos hambre la sentimos a través del estómago. Ningún otro órgano en la anatomía humana tiene la capacidad de decirnos cuándo necesitamos comer. Nuestro estómago, junto con el cerebro, forman un finísimo mecanismo que es el encargado de hacernos saber cuándo debemos alimentarnos.
Cuando durante años vamos ignorando las señales enviadas por nuestro estómago, la sensación de hambre poco a poco se va perdiendo. Después de no escuchar a nuestro cuerpo y de no prestarle atención por cierto tiempo, incluso la sensación del hambre real se pierde. Comemos por costumbre, porque "nos toca".
Y es así como cada vez más personas no pueden reconocer cuándo, cómo y ni siquiera dónde se siente en el cuerpo la sensación de hambre real. No saben tampoco cuándo alimentarse. Y es por eso que comen todo el tiempo, tentados por la enormidad de estímulos que llegan del entorno. Reconocer la sensación de hambre es el primer paso en la etapa de recuperación de un desorden alimentario. En cualquier edad que esté ocurriendo, niños o adultos.
Cuando empezamos a darnos cuenta y a reconocer que lo que estamos sintiendo NO es hambre real, podemos pensar que lo que sentimos es, probablemente hambre emocional.
Esta distinción es extremadamente importante de hacer. Es, sin lugar a dudas, el primer paso hacia la liberación. Muchas veces se come en exceso o en forma compulsiva porque respondemos a un hambre que no es corporal ni física o biológica, sino emocional. Hambre de emociones placenteras, de cariño, de amor.
¿Dónde se localiza el hambre?
Pero ¿cómo saber cuál hambre es corporal, biológica o fisiológica, y cuál es de origen psicológico y emocional? La respuesta es simple. Para saber qué tipo de hambre estamos experimentando debemos reconocer como hambre sólo a aquella que es fisiológica-biológica y corporal, a la que es localizable en el estómago. A la otra, a la psicológica, debemos llamarla "ganas de comer". Entender estas dos distinciones nos ayuda a diferenciarlas. En una comemos lo que sea, tenemos hambre real. En la segunda tenemos hambre de dulces, pasteles y chocolates, y no de una ensalada.
Cuando llamamos "hambre" a una sensación que no lo es en realidad, sólo se confunde y entorpece el proceso de clarificar qué pertenece al estómago y qué a las emociones, o al simple hecho de pasar el rato degustando algo rico, sin necesariamente estar con hambre. Decir "tengo hambre" es diferente a decir "necesito comer"...


Si la sensación que tenemos se localiza en cualquier otro lugar de nuestra anatomía (garganta, boca y fosas nasales) debemos decirnos a nosotros mismos -con la mayor compasión- que sin duda "algo" nos está pasando. Hay algo que hace que tenemos que "empezar a saber": cuando NECESITAMOS COMER -pero no tenemos hambre- lo que experimentamos en realidad son sentimientos e ideas que no podemos poner en palabras. Eso es llamado por nosotros los psicólogos como "hambre emocional".
Es por ello que los traducimos en "necesito comer". Esos sentimientos e ideas necesitan nuestra atención urgente e inmediata. Hambre emocional, no de comida. Tener hambre psicológica, o sea, querer comer cuando no tenemos hambre física, es una indicación de que "algo" nos está pasando; probablemente, algo que duele o por lo menos que molesta.
Pero así como no pondríamos un pedazo de pastel, chocolate o dulces sobre una herida corporal abierta, así no debemos aplicar comida a nuestras heridas emocionales. Así como curaríamos nuestras lastimaduras corporales limpiándolas, y luego vendándolas, así debemos hacer con nuestras lastimaduras emocionales. Debemos curarlas. Aplicarles comida en forma de venda es un remedio poco efectivo e ineficaz.
Cuantas más veces comemos en respuesta a nuestra hambre emocional, más acortamos la respuesta anbte el estpimulo. Nos convertimos en "ignorantes emocionales" porque quedamos presos en un circuito repetitivo que no nos aporta nada más que dolor y sufrimiento.
En concreto, para sentir hambre debemos dejar pasar suficientemente tiempo entre una comida y la siguiente (3-4 horas máximo) asegurando así que el estómago se vacíe lo suficiente como para mandarnos señales de hambre. Este paso es condición indispensable para controlar el hambre emocional.











Gabriela Torres de Moroso Bussetti, www.mipsicologa.mx


Gabriela Cesaretti Torres, www.minutriologa.mx

martes, 2 de septiembre de 2014

Usar la comida como antidepresivo. El hambre emocional es una especie de alerta de que algo sucede.

Tras los problemas de obesidad o de trastornos de la alimentación siempre existe un conflicto
Madrid, España.- Crisis de pareja, estrés laboral, inseguridad social, falta de autoestima… problemas de la vida cotidiana que en menor o mayor grado nos desequilibran al hacernos sentir emociones negativas. Pero cuando confundimos este malestar con el hambre y utilizamos la comida como un antidepresivo o ansiolítico natural es cuando la señal de alarma comienza a sonar
“Somos más lo que sentimos, que lo que comemos”, señala la psicóloga Julia Vidal quien en su trayectoria profesional ha constatado que tras problemas de obesidad o de trastornos de la alimentación siempre existe un conflicto emocional no resuelto.
Identificar las emociones es el primer paso: “El control emocional es entender qué me pasa y qué hacer con lo que me pasa”, apunta.
La señal sería el hambre emocional, una especie de alerta de que algo sucede. Por ejemplo, indica Vidal, cuando hemos cenado bien y a continuación devoramos una tableta entera de chocolate. “Si esto es la anécdota de un día, no pasa nada, pero si se convierte en algo habitual debería sonar como si fuera una ambulancia con todas las luces y sirenas en marcha”.
Muchas veces no es fácil identificar el problema que nos lleva a devorar, puede ser desde un leve malestar emocional por cualquier suceso cotidiano, a un estado de ansiedad sostenido en el tiempo o una depresión.
El ser humano come para vivir, tenga hambre o no. Pero la comida también es una motivación social, de disfrute, para compartir.
Cuando tenemos hambre se rompe el equilibro en nuestro organismo y nuestro instinto nos lleva a buscar la armonía con el alimento. “Pero si se rompe esa estabilidad porque estamos preocupados, angustiados, tristes…también podemos intentar recuperarla a través de la comida”.
Es entonces cuando utilizamos los alimentos como antidepresivos o ansiolíticos naturales. Está claro que disfrutar de la comida es un placer en sí mismo que, dentro de la normalidad, va a disminuir las emociones negativas.
Julia Vidal insiste: “La comida es un peligroso ansiolítico o antidepresivo por doble razón: porque te sientes culpable al generar un problema de peso y, por otro, porque no estás atendiendo al problema real que tienes”.
Cuando nos desahogamos con la comida, lo normal es escoger alimentos muy calóricos (los azúcares, los hidratos de carbono en general, elevadas cantidad de sal…) Cuanto más sabroso es un alimento, más potente es el estímulo que nos alivia.
Sin embargo, cuando comemos una dieta equilibrada y variada a base de hidratos, grasas y lípidos acompañada de ejercicio y otros hábitos de vida saludables, nos sentimos bien, nivelados, en armonía. No hay que desterrar los alimentos calóricos de nuestra vida, solo tomarlos de vez en cuando. Prohibir puede llevar a la obsesión y…¡vuelta a empezar!
Tomado de la red.

viernes, 29 de agosto de 2014

Razones por las que comes cuando no tienes hambre

Normalmente, comemos cuando tenemos hambre o, al menos, así es cómo debería ser. Pero, otras veces, utilizamos la comida como solución temporal a nuestros problemas, tratando de controlar con ella nuestras emociones. 
Un ejemplo que seguro te resulta familiar. Vuelves del trabajo cansada después de un día estresante. Tu cuerpo necesita hidratos de carbono y lo más rápido es suplirlo con una dosis de azúcar. Como no te apetece cocinar, recurres al chocolate mientras te recuestas en el sillón. 
Como esta, hay mil situaciones en las que comemos por alegría, por tristeza, por aburrimiento, para saciar la sensación de vacío… A esto se le llama hambre emocional: buscar alimentos para conseguir bienestar. Por eso, como nos advierten los expertos en Psiconutrición de la Clínica AvanClinic de Madrid, hay que aprender a identificar las señales que emite nuestro cuerpo para saber cuándo realmente tenemos hambre (es decir, el cuerpo necesita nutrientes) o estamos nerviosos. “La comida es una necesidad con la que tenemos que aprender a relacionarnos de forma adecuada. No debemos utilizarla como premio o castigo. Hay que hacerlo sin sufrimiento, sin ansiedad, con calma”, nos explican los expertos.

Los programas de Psiconutrición tratan, precisamente, de ofrecer un plan nutricional personalizado que combina la Psicología y la Nutrición y que promueve un cambio mental en nuestra conducta en la mesa. El objetivo es que reformulemos nuestras costumbres y adquiramos nuevos hábitos más saludables. Por ejemplo, podemos comenzar por preguntarnos: ¿y si sabiendo que iba a llegar a casa con hambre hubiera tomado un tentempié antes de llegar? ¿y si al llegar a casa tuviera preparado en la nevera algo rico y saludable y simplemente tuviese que sacarlo y tomarlo? ¿y si consiguiera ordenar mi vida para hacer todo aquello que sé que debería hacer para sentirme bien? Hay gente que lo consigue… 

Los expertos en Psiconutrición inciden en que estos programas son aplicables a cualquier persona. “Todos generamos distintas relaciones con la comida, que son cambiantes y únicas, y que, a la vez, están relacionadas con el resto de aspectos de nuestra vida: trabajo, relaciones personales, sexualidad, salud… “. Sin embargo, son especialmente útiles en el tratamiento de problemas de sobrepeso o en la detección de trastornos alimenticios. “La Psiconutrición va a detectar problemas de trastorno alimentario en primeras fases y puede ayudar a superarlos, pero cuando el problema ya ha aparecido la solución debe pasar a manos de equipos especializados”, aclaran.

-Tomado de la red-

martes, 5 de agosto de 2014

Solo comer menos no resuelve la “obesidad emocional”

Solo comer menos no resuelve la “obesidad emocional”
TOMADO DE LA RED

La obesidad tiene mucho que ver con conductas psicológicas, por lo que centrarse solo en dietas y comer menos no la resolverá. la comida se relaciona con premios y celebraciones y eso es peligroso.

Cuidado: es común premiar a los pequeños con comida (como "ir al burguer") si se portan bien. Eso puedeoriginar una relación enfermiza con la comida.
Foto: Thinkstock
Disminuir la cantidad de alimentos o incluso eliminar algunos de ellos de la dieta puede no surtir efecto en la pérdida de peso, o incluso empeorar la situación de quien quiere adelgazar, pues en algunas personas la restricción interfiere en los mecanismos emocionales provocados por cuestiones personales que son las que necesitan ser abordadas.

Es lo que explica el psiquiatra Arthur Kaufman, del departamento de psiquiatría de la facultad de medicina de la Universidad de Sao Paulo (USP). Según él, es posible tratar trastornos de la alimentación y pérdida de peso mientras la persona sigue comiendo normalmente.

"Comer puede representar, más que una necesidad del organismo, un asunto emocional", dijo el experto para señalar que la comida, en todo momento, siempre ha estado asociada a lo emocional.

¿Qué comes por la noche? Esa es la clave para adelgazar

"Hay gente para quien la comida ejerce el mismo efecto - excitante o calmante- que las drogas y es capaz de desarrollar un trastorno alimenticio que les hace comer sin hambre, por tristeza, alegría o ansiedad", asegura el doctor.

En tales casos, el tratamiento debe centrarse en el desorden alimenticio y emocional en su causa y no en la enfermedad, "la obesidad", Explica.

No solo en los "enfermos"

El doctor no solo se refiere a algunas pocas personas que están muy enfermas y comen compulsivamente. La verdad es que la mayoría de las personas, en mayor o menor medida, deben revisar su relación con la comida.

"Bebemos y comemos para para celebrar, pero también recurrimos a la comida cuando estamos tristes, especialmente a los alimentos más calóricos. Muchas veces nos damos el derecho de los excesos porque nos decimos que 'nos lo merecemos'", dice Kaufman.

El brasileño considera que este fenómeno se debe a que relacionamos la comida con un premio o cosas buenas no solo porque nos sirve de alimento, sino porque las celebraciones -ya desde nuestros primeros cumpleaños-, son siempre hechas con comida calórica.

"Nadie conmemora una conquista o se consuela de una pérdida comiendo lechuga", dice.

La comida no es un premio

Así que para tratar este mal hábito es necesario deshacer estas asociaciones y contener los impulsos que ya están automatizados en el comportamiento.

"Yo recomiendo a mis pacientes que creen un botiquín de emergencia [con alimentos saludables] para [tener a mano en] los momentos de malestar, porque la tristeza es mala consejera", explica el experto.

Otro consejo del psiquiatra es organizar un diario de alimentos: escribir lo que comes en qué día, cuando, qué cantidad, donde lo comes y si lo comes acompañado o no. "La compañía es importante porque hay personas que nos hacen más tensa y hacen comer más, "alerta.

jueves, 31 de julio de 2014

¿Cuál es la diferencia entre hambre física y emocional?

¿Cuál es la diferencia entre hambre física y emocional?

31 de julio de 2014 a la(s) 10:14
Es muy importante que mantengas el hambre emocional a raya, por eso hoy te dejamos una lista de características para distinguir el hambre física y la emocional.
El hambre, en término simples, es la señal de que nuestro cuerpo tiene el deseo o la necesidad de ingerir alimentos. Y existen dos tipos que todos los humanos hemos experimentado: el hambre física y el hambre emocional.
El problema es cuando el hambre emocional, caracterizada por el consumo en exceso y el sentimiento de culpa, se hace tan común que descompone por completo nuestros hábitos de alimentación saludable, al grado que dejamos de distinguir entre una y otra.
Es muy importante que mantengas el hambre emocional a raya, por eso hoy te dejamos una lista de características para distinguir el hambre física y la emocional.
Hambre física
Aparece gradualmente.Puede ser pospuesto.Te sientes satisfecha con cualquier comida.Una vez que te sientes satisfecha dejas de comer.Te sientes contenta y no tienes culpa.
Hambre emocional
Aparece repentinamente.Provoca antojos específicos, por ejemplo: pizza, chocolate, helado.Exige ser satisfecha inmediatamente.Comes en mayor cantidad de lo que normalmente harías. Sigues comiendo aunque te sientas muy satisfecha.Terminas con un sentimiento de culpa.
¿Necesitas ayuda?
Visita la página www.minutriologa.mx
Gabriela Cesaretti
Nutrióloga
Citas 55-3939-1651

martes, 4 de marzo de 2014

Autoestima y coeficiente corporal

Está demostrado que una persona con baja autoestima logra un considerable incremento de auto-aceptación cuando mejora su aspecto físico
Si crees tener coeficiente corporal que no encaja con los patrones que definen tu propio concepto de belleza, entonces es posible que tu autoestima sea baja.
Esto puede ocasionar que haya una barrera que dificulte a las personas a tu alrededor acercarse a ti y puedes dejar pasar desapercibidas las cosas positivas de la vida.
Puedes considerar cambiar lo que te desagrada, si no te permite aceptarte a ti mismo o no beneficia tu mente, ni tu salud.
Debes ser consciente de que la perfección estética nunca la podrás alcanzar pues NO EXISTE. Nadie es perfecto ni nadie puede definir la belleza debido a que es totalmente subjetiva.
Lo que sí puedes comenzar a hacer es trabajar con tu figura y evolucionar a la vez que logras elevar tu coeficiente corporal, emocional, intelectual y espiritual.

viernes, 17 de enero de 2014

GALEXPRESS NutriCocina ¡Hasta tu casa u oficina!

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¿No te alcanza el tiempo para preparar tus alimentos por las mañanas?
¿Dejas trabajo inconcluso por salir a comer o no comes por falta de tiempo?
¿Cuánto dinero inviertes semanalmente en tus alimentos?
¿Son realmente saludables las opciones de comida que tienes a tu alrededor?
¿Te mantienen en tu peso al menos? ¿O te hacen aumentar?
¿Cuántas veces te has propuesto perder -o no ganar- peso pero tus horarios laborales no te lo permiten?
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